Manuel Vaquero Piñeiro
Paolo Tedeschi
Silvia A. Conca Messina
El sector del vino en Italia llegó a mediados del siglo XX arrastrando un enorme atraso tecnológico y productivo. Tras los años de guerra volver a la normalidad resultaba muy difícil para un sector dominado por una mentalidad poco dinámica dirigida principalmente a la producción de vino para el consumo familiar y local. Las exportaciones eran muy reducidas. Sin una poderosa acción de modernización, Italia parecía condenada a seguir produciendo grandes cantidades de vino de escaso valor, casi sin salida comercial. Ante un cuadro tan negativo en este trabajo se analizarán las circunstancias, las estrategias y los actores tanto públicos como privados que entre los años cincuenta y sesenta contribuyeron a cambiar el rumbo de la vinicultura italiana. Un cambio que no dejó de alimentar tensiones pues el cultivo de la vid y la producción de vino eran una parte fundamental de la agricultura nacional, que llamaba en causa numerosos intereses y de hecho afectada a todo el país. Por supuesto que había diferencias regionales, pero el panorama general era la necesidad de llevar a cabo una reforma global.
En un contexto dominado por la incapacidad de encontrar soluciones adecuadas como lo demuestran las posiciones contrarias a la introducción de las denominaciones de origen, la helada de 1956 marcó un momento crucial en la historia más reciente de la viniculta italiana. Dadas las consecuencias que tuvo, este hecho demuestra el peso que puede ejercer el ambiente natural en la evolución socio- económica de un sector económico. Los daños fueron enormes. En algunas zonas del país se perdieron más de la mitad de los viñedos. Ante la necesidad de paliar los efectos negativos, desde las administraciones centrales y regionales se puso en marcha un urgente plan de trasplante de las cepas. Era la primera vez, desde la segunda mitad del siglo XIX secolo, que se llevaba a cabo un plan tan amplio de renovación viticola.
Por este motivo la helada de 1956, que se coloca además en un momento de éxodo rural, no sólo permite observar el papel jugado por las instituciones para fomentar la renovación, sino también ofrece la posibilidad de analizar las estrategias seguidas para implantar técnicas y comportamientos haciendales más avanzados. Resultaba fundamental, tras la crisis, organizar de forma racional los viñedos especializados, escoger las uvas más productivas, invertir en la realización de modernas bodegas y sobre todo favorecer la difusión de un clima favorable al empleo de personal técnico cualifado. Sin duda éste constituye el principal objetivo de este trabajo que aspira a presentar y analizar los factores que permitieron la formación en Italia entre los años cincuenta y sesenta de un ambiente favorable al crecimiento de empresas vinícolas capaces de integrar los factores y de hacer de la producción de vino una actividad rentable. Desde este punto de vista se debe recordar que en 1960 se promulgó la ley destinada a favorecer la creación de cooperativas vitivinícolas las cuales parecían ser la solución más adecuada para lograr la modernización de la vinicultura italiana. Finalmente en 1963 llegó la ley que introdujo en Italia las denominaciones de origen controlada. Aunque sea reducido el periodo de tiempo elegido en este estudio resulta fundamental para comprender la evolución que maduró posteriormente. Por todo ello el estudio implica tocar diferentes aspectos, desde los actores hasta las estrategias pasando por las innovaciones de proceso y de producto.